Capacitación Capital Humano
Descripción de la publicación.
En el competitivo mundo de la construcción, la capacitación de la mano de obra directa emerge como un factor determinante para el éxito de cualquier proyecto. Un reciente estudio sobre la productividad en la industria de la construcción en Chile, realizado por la Cámara Chilena de la Construcción en colaboración con McKinsey & Company, revela cifras alarmantes: solo un 8% de los colaboradores del sector recibe capacitación de algún tipo anualmente, muy por debajo de países referentes como Canadá o Reino Unido, donde esta cifra alcanza el 13-16%.
Pero las deficiencias van más allá de la cantidad. El estudio también destaca un problema de enfoque: de las 80.000 capacitaciones otorgadas al año en Chile, apenas un 20% corresponde a temas y técnicas propias de la construcción. En contraste, cerca de un 60% se centra en aspectos administrativos y no técnicos, como la prevención de riesgos. Esta brecha en las competencias, desde perfiles obreros hasta profesionales, tiene su raíz en la formación de habilidades básicas. Mientras el promedio OCDE en la prueba PISA 2018 fue de 487 puntos en lectura y 489 en matemáticas, Chile obtuvo 452 y 417 respectivamente, con los establecimientos técnicos -donde suelen formarse los trabajadores del sector- obteniendo cerca de 70 puntos menos que sus pares científico-humanistas.
Las consecuencias de esta falta de capacitación son tangibles. El estudio muestra una clara correlación entre la escasez de mano de obra calificada y los niveles de productividad en la construcción. Países con mayor déficit de trabajadores capacitados, como Chile o México, alcanzan una productividad significativamente menor que naciones como Reino Unido, donde esta brecha es menos pronunciada. Según la prueba PIAAC, solo un 6% de los adultos en Chile tiene un nivel medio-alto de las habilidades requeridas para el mundo laboral, comparado con un 36% en Nueva Zelanda.
Pero no todo son malas noticias. El estudio también revela que los esfuerzos por contar con un capital humano más capacitado generan beneficios para todas las partes: por cada 1% de aumento en la productividad laboral, las remuneraciones en la construcción suben un 1,5%. Esto sugiere que invertir en la formación y desarrollo de los trabajadores no solo mejora la eficiencia de los proyectos, sino que también se traduce en mejores condiciones para los colaboradores.
Ante este escenario, resulta imperativo que la industria de la construcción en Chile priorice la capacitación de su fuerza laboral. Esto requiere un enfoque integral, que abarque desde la formación técnica hasta el aprendizaje continuo en el lugar de trabajo. Algunas iniciativas sugeridas por el estudio incluyen actualizar el marco de cualificaciones del sector, alinear las mallas curriculares con las necesidades de la industria, promover la capacitación de calidad mediante un sello CChC, y generar planes de capacitación ad-hoc para cada perfil, con foco en la especialización técnica, metodologías colaborativas y uso de tecnologías.
El desafío es significativo, pero los beneficios son innegables. En un contexto de creciente competencia y transformación digital, contar con una mano de obra altamente capacitada será un diferenciador clave para las empresas constructoras. Aquellas que logren cultivar y retener el talento, a través de una cultura de aprendizaje continuo, estarán mejor posicionadas para enfrentar los desafíos futuros y capitalizar las oportunidades de crecimiento.
Preguntas para la discusión:
1. ¿Qué estrategias pueden implementar las empresas constructoras para fomentar una cultura de capacitación continua en todos los niveles de la organización?
2. ¿Cómo pueden colaborar la industria, la academia y el gobierno para alinear la formación técnica y profesional con las necesidades reales del sector de la construcción?
3. ¿De qué manera la adopción de nuevas tecnologías y metodologías en la construcción impacta en los requerimientos de capacitación de la mano de obra? ¿Cómo pueden las empresas prepararse para esta transición?